abril 17, 2011

Sueños alados


Cada persona tiene una lista de sueños que nos hace distintos.  Hay sueños relativamente fáciles de cumplir y otros más ambiciosos que requieren de mayor constancia, esfuerzo y hasta creatividad.  Esa lista cambia con la edad; algunos añadimos, otros tachamos.  Algunos saben más temprano cuál es un sueño relevante, otros nos damos cuenta más tarde.  Ayer me dijo la mamá de una nueva alumna del taller de escritura de nueve años, que su sueño era ser Premio Nobel de Literatura.  A su edad yo quería un Oscar a la mejor actriz y practicaba mi agradecimiento en los comerciales.

Mis sueños de niña tenían mucho que ver con viajes y logré llegar a todos los lugares que quería ver, de niña.  Ojo que no soñaba con Disney, sino con Buenos Aires, París y Río.  Ahora de “adulta” quiero seguir viajando y los destinos se pusieron más complicados y los fines de los viajes también cambiaron.  Por ejemplo, quiero regresar a París a visitar la tumba de Julito y Maupassant en Montparnasse, o caminar por las calles citadas por Pamuk en el Museo de la Inocencia, lo que me recuerda que los viajes por amor también se incrementaron con los años.

Dormida sueño que vuelo, o más bien que floto y vuelo.  Comienzo a subir por las fachadas de las casas y luego sin miedo estoy en las nubes.  Despierta sueño con el amor.  Que llegue bien, que el viaje sea sin turbulencias y que el destino final sea tal como lo esperaba.  (Las turbulencias en este punto, son negociables).  En fin, sueños tengo muchos y pienso que cada año aumentan, pero el recurrente, el que conservo desde niña y que se lo había confesado a una sola persona es realmente tonto y me hace pensar… ¿por qué quiero subirme en un globo aerostático?

Y llegué a la conclusión de que volar tiene mucho que ver con mi forma de ver la vida y mi manera de actuar.  Que soy libre y que volar es libertad.  Que me enorgullece no tener miedo a opinar (sin herir), a renunciar a los convencionalismos, a rebelarme ante las injusticias, a levantarme cuando no estoy de acuerdo con algo.  Todos mis sueños tienen alas como yo.  Y en algún momento en que pensé que el sueño del amor estaba por realizarse, me di cuenta a tiempo, de que a ese hombre le faltaban las alas para alcanzarme.

Así que seguiré volando y buscando pista para aterrizar.

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