octubre 12, 2012

El criorreloj


El criorreloj es un dispositivo que congela el tiempo en dos modalidades: la primera es automática y de corta duración y se activa en el preciso momento que se desea congelar un evento de manera irreflexiva, con el afán de retener en la memoria esa sensación producida por acontecimientos tan diversos como lo pueden ser el primer beso o la clasificación del equipo nacional al mundial de fútbol. El criorreloj cumple deteniendo el tiempo por el lapso de un minuto durante el cual nadie puede cambiar el estado de ánimo adquirido por dicho evento, registrando así la sensación obtenida en el banco de datos de la felicidad del usuario. La segunda, se utiliza de una manera consciente y calculada, usualmente por motivos más oscuros. El beneficiario del criorreloj deberá aplastar por dos segundos el botón rojo marcado con la palabra “Necesario” e ingresar la cantidad de tiempo que precisará para adulterar la escena de un crimen, manipular un matrimonio que no funciona o implantar un chip a los lectores de este microcuento.

Discapacidad auditiva


El niño observaba atentamente el trabajo de su padre.  El arquitecto era responsable de importantes espacios urbanos y edificaciones.  El niño empero no tenía las habilidades motrices de su padre y por lo tanto no tenía aspiraciones por construir nada.  Sus sueños eran otros y eran mucho más altos.  Sin embargo su padre trabajaba en un proyecto que le llamó la atención como ningún otro.  Lo ayudó a moldear la cera, a enhebrar la aguja y a clasificar las plumas en diferentes tamaños.  De vez en cuando soplaba una y la seguía con la mirada.  El niño que vivía en un mundo de silencio, hoy le hacía cientos de preguntas al padre y el padre al ver a su hijo interesado en su trabajo por primera vez, le respondía emocionado.  Sin embargo el niño sólo entendía lo que sus sueños y las plumas le sugerían.  Quiso ser pájaro.  Su padre le gritaba que se detenga, que no se eleve tanto.  Pero el niño tocó el sol y sus plumas se quemaron.  La cera goteó y al caer a la tierra formó una montaña a la cual subo todas las tardes para intentar escuchar el eco de tu voz.