octubre 12, 2012

Discapacidad auditiva


El niño observaba atentamente el trabajo de su padre.  El arquitecto era responsable de importantes espacios urbanos y edificaciones.  El niño empero no tenía las habilidades motrices de su padre y por lo tanto no tenía aspiraciones por construir nada.  Sus sueños eran otros y eran mucho más altos.  Sin embargo su padre trabajaba en un proyecto que le llamó la atención como ningún otro.  Lo ayudó a moldear la cera, a enhebrar la aguja y a clasificar las plumas en diferentes tamaños.  De vez en cuando soplaba una y la seguía con la mirada.  El niño que vivía en un mundo de silencio, hoy le hacía cientos de preguntas al padre y el padre al ver a su hijo interesado en su trabajo por primera vez, le respondía emocionado.  Sin embargo el niño sólo entendía lo que sus sueños y las plumas le sugerían.  Quiso ser pájaro.  Su padre le gritaba que se detenga, que no se eleve tanto.  Pero el niño tocó el sol y sus plumas se quemaron.  La cera goteó y al caer a la tierra formó una montaña a la cual subo todas las tardes para intentar escuchar el eco de tu voz.

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