abril 19, 2010

Sueños de pólvora

Para B, el de la nueva camioneta


Desde que me deshice del tipo de la camioneta ploma, quien secretamente escondía una Smith & Wesson entre el asiento y el balde, yo sueño con la boca abierta: el interior segrega saliva, los músculos de los pómulos se contraen, la lengua empuja, los dientes chirrían. Se quiere cerrar (nada se lo impide) pero no puede o no quiere. No me gusta sentir el sabor del metal, es como saborear un clavo. La muerte sabe a metal. En la pesadilla veo su rostro suplicante diciendo - ¡Detente! No lo hagas por favor - me tiembla la mano, pero yo estoy decidida, no es sólo el engaño y disparo. El cañón está en mi boca, abierta, sedienta por las balas que acaben con mi vida y con este sueño. O pesadilla.

1 comentario:

Simón Domínguez dijo...

el sueño de la pesadilla y la muerte sabe a metal....chevere texto!!!