octubre 05, 2009

Papel Quemado


Doblado en un rincón poco iluminado, cabizbajo y casi derrotado, se lamentaba Patricio, un papel de oficina albino que consideraba tener una desventaja que no podía estar más alejada de la realidad: era demasiado blanco.  Aún cuando siempre estuvo rodeado de papeles de su mismo color, su realidad le decía lo contrario, simplemente era más blanco que ellos.  El ser carente de suficiente melanina lo había convertido en un simple papel ignorado e inadvertido.  Cómo ser más llamativo e interesante para Elena, aquella bellísima cartulina rosa, suave, mate y perfumada.  Patricio decidió actuar e ideó un plan a la ligera, que llevaría a cabo sin mayor investigación.  Cercano a él se encontraba un encendedor de color rojo brillante con detalles tribales de color negro llamado Mike, su actitud era desafiante y rebelde, el cómplice perfecto.  Esperaron a que caiga la noche y tras discutirlo brevemente, Mike comenzó a graduar su llama lo más alto posible y de abajo hacia arriba lo proveyó de un color sepia.  Patricio había logrado su objetivo, faltaba poco para poder celebrar pero una distracción del encendedor acabaría con el futuro que el papel había imaginado.  La llama era tan alta que nadie pudo detenerla.  Elena desde el armario pudo ver como se consumía.  Nunca supo su nombre.

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