El criorreloj es un dispositivo que congela el tiempo en dos
modalidades: la primera es automática y de corta duración y se activa en el
preciso momento que se desea congelar un evento de manera irreflexiva, con el
afán de retener en la memoria esa sensación producida por acontecimientos tan
diversos como lo pueden ser el primer beso o la clasificación del equipo
nacional al mundial de fútbol. El criorreloj cumple deteniendo el tiempo por el
lapso de un minuto durante el cual nadie puede cambiar el estado de ánimo
adquirido por dicho evento, registrando así la sensación obtenida en el banco
de datos de la felicidad del usuario. La segunda, se utiliza de una manera
consciente y calculada, usualmente por motivos más oscuros. El beneficiario del
criorreloj deberá aplastar por dos segundos el botón rojo marcado con la
palabra “Necesario” e ingresar la cantidad de tiempo que precisará para
adulterar la escena de un crimen, manipular un matrimonio que no funciona o
implantar un chip a los lectores de este microcuento.
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